La empatía es una habilidad que nos permite entender los sentimientos de los demás, y es necesaria para lograr buenas relaciones.
Pero ¿qué sucede cuando no logras tener empatía? ¿Cómo vincularte con los demás si no tienes esta habilidad innata?
Si te sientes frustrado porque no sabes cómo acercarte a las personas, no desesperes, te traigo una buena noticia:
¡la empatía puede aprenderse y mejorarse con la práctica!
Aquí te enseñaré 7 estrategias necesarias para lograr empatizar con la gente. ¡Anímate a probarlas!
1) Escucha de manera activa
La primera estrategia, y tal vez la más importante, es escuchar de una manera activa.
Parece simple, ¿verdad?
Pero escuchar realmente a alguien va más allá de oír las palabras que están diciendo.
Se necesita prestar atención total a la persona, poner a un lado tus propios juicios, y concentrarte en entender sus perspectivas.
No interrumpas, no juzgues, no ofrezcas soluciones inmediatas. Solo escucha.
Incluso puedes enfocarte en su lenguaje corporal, el tono de su voz o las emociones que muestra en su rostro.
Estos detalles te darán una mejor visión de lo que realmente están sintiendo.
Recuerda, cuando alguien te está hablando sobre sus problemas o emociones, no está buscando un salvador o un juez.
Está buscando a alguien que pueda entender lo que le está pasando.
Practica esto y notarás cómo las personas empiezan a abrirse más contigo.
2) No te tomes las cosas de manera personal
Aunque parezca contradictorio, no tomar las cosas de manera personal es una buena estrategia para empatizar con los demás.
Cuando alguien comparte contigo sus sentimientos o problemas, es fácil que te sientas afectado.
Sobre todo si se trata de un ser querido.
Puedes sentirte culpable, ofendido o incluso enojado.
Pero debes recordar que sus emociones y reacciones son propias y no un reflejo de ti o de tu comportamiento.
En lugar de reaccionar a la defensiva, trata de ponerte en su lugar.
Entiende que sus sentimientos son el resultado de sus propias experiencias, no necesariamente de tus acciones.
Esto te permitirá ser más objetivo y comprender mejor a la otra persona.
Te ayudará a responder dándole apoyo en lugar de atacar o contradecir.
No voy a mentirte, este enfoque puede ser difícil y necesita mucha práctica, especialmente si eres una persona altamente sensible.
Pero te aseguro que valdrá la pena. Te ayudará a evitar malentendidos innecesarios.
3) Trabaja tu curiosidad
La empatía no solo se trata de entender los sentimientos de los demás, sino también de estar interesado en ellos.
Cuando alguien comparte algo contigo, muestra interés, sé curioso.
Haz preguntas abiertas para entender mejor su perspectiva.
No asumas que ya sabes lo que la otra persona está pensando o sintiendo.
Pregunta por qué sienten lo que sienten, qué les llevó a esa situación, cómo les gustaría que las cosas fueran diferentes.
Y cuando hagas estas preguntas, hazlo con respeto e interés.
Al hacer esto, le estás mostrando a la otra persona que valoras su punto de vista y que quieres aprender de ella.
Y esto puede fortalecer tu conexión y hacer que la otra persona se sienta más apoyada.
4) Practica la empatía en ti mismo
Puede parecer extraño, pero la empatía comienza con uno mismo.
Si no eres capaz de ser amable y comprensivo contigo mismo, ¿cómo puedes esperar serlo con los demás?
Piensa en los momentos en que has cometido un error o te has sentido deprimido.
¿Cómo te tratas a ti mismo en esas situaciones? ¿Eres duro y crítico, o te das espacio para sentirte mal y aprender de la experiencia?
Aunque no lo creas, muchas personas tienden a ser más duras consigo mismas que con los demás.
Es decir, somos nuestros peores críticos.
Pero la realidad es que todos nos enfrentamos a dificultades y luchamos con nuestras emociones.
Así que la próxima vez que te encuentres en una situación difícil, trata de hablarte a ti mismo como lo harías con un amigo.
Acepta tus errores y aprende de ellos.
5) Acepta las diferencias
El mundo está lleno de personas diferentes, cada una con sus propias experiencias, creencias y perspectivas.
Y esto puede ser un desafío cuando tratamos de empatizar con los demás.
Es fácil empatizar con personas que son similares a nosotros, que comparten nuestras mismas creencias y experiencias.
Pero ¿qué pasa con las personas que son diferentes a nosotros mismos?
Personas cuyas creencias chocan con las nuestras o cuyas decisiones no podemos entender.
En estos casos, la empatía puede parecer una tarea imposible.
Puede ser doloroso abrirnos a puntos de vista que desafían los nuestros.
Pero es precisamente en estos casos donde la empatía es más necesaria.
Porque la empatía no se trata de estar de acuerdo con los demás. Se trata de entenderles.
Así que la próxima vez que te encuentres en desacuerdo con alguien, en lugar de cerrarte o ponerte a la defensiva, intenta abrirte.
Intenta entender por qué piensan como piensan, por qué sienten lo que sienten.
No tienes que estar de acuerdo con ellos, solo tienes que reconocer su manera de ver el mundo.
6) Desarrolla tu inteligencia emocional
La inteligencia emocional es una habilidad más que necesaria para lograr la empatía.
Con ella puedes entender tus propias emociones y las de los demás, y manejar tus relaciones de manera inteligente.
Entonces ¿cómo desarrollar tu inteligencia emocional?
Comienza por preguntarte:
- ¿Cómo te sientes en este momento?
- ¿Por qué te sientes así?
- ¿Cómo afectan tus emociones a tus pensamientos y comportamientos?
Luego, piensa en las emociones de los demás.
- ¿Cómo se sienten?
- ¿Por qué podrían sentirse así?
- ¿Cómo puedes responder de manera que respete sus emociones?
Estas preguntas pueden parecer simples, pero te obligan a reflexionar sobre tus emociones y las de los demás, y a entender cómo influyen en tu manera de actuar.
Y esto te permitirá responder a las situaciones con mayor empatía y comprensión.
7) Practica la gratitud
Quizá te preguntes qué tiene que ver la gratitud con la empatía.
En mi experiencia personal, he descubierto que practicar la gratitud puede mejorar tu empatía.
¿Por qué?
Cuando nos centramos en lo que agradecemos, nos alejamos de un enfoque egocéntrico y comenzamos a apreciar a lo que hace posible nuestra felicidad.
Por ejemplo, personas, lugares, situaciones…
Y esto nos ayuda a ser más conscientes de cómo nuestras vidas están conectadas con las de los demás.
Cuando agradezco por la comida en mi plato, por ejemplo, no puedo evitar pensar en las personas que trabajaron para hacerla posible: los agricultores, los transportistas, los cocineros.
Me hace consciente de sus esfuerzos y sacrificios. Y eso es empatía.
Además, la gratitud nos ayuda a tener una actitud positiva, lo cual puede hacer más fácil conectarnos con los demás.
Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos y con nuestras vidas, es más probable que estemos abiertos a entender los sentimientos de los demás.
Así que te invito a practicar la gratitud en tu vida diaria.
No necesitas grandes gestos.
Solo toma un momento cada día para reflexionar sobre las cosas por las que estás agradecido.
Verás cómo poco a poco te conviertes en una persona más empática y conectada.
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